
Durabilidad
En éstos términos la amalgama resulta superior, especialmente cuando se realizan grandes obturaciones o restauración de cúspides. Varios estudios clínicos han demostrado que las amalgamas con alto contenido de cobre (que son las utilizadas actualmente) se comportan adecuadamente en la boca del paciente hasta por 12 años; mientras que una resina compuesta, dependiendo de factores como la habilidad y técnica del odontólogo, y los hábitos del paciente, mantiene su vida útil entre los 3 y 10 años, siendo menos del 50% de los casos los que llegan a ésta última cifra.
Costos
En Estados Unidos, el precio entre una amalgama y una resina compuesta no varía mucho. Tomando como ejemplo un diente posterior, tanto el precio de la amalgama como el de la resina compuesta oscila entre los 110 y 190 dólares (precios basados en la aplicación Dental Cost Estimator de The Guardian Life Insurance Company of America). Sin embargo, si tenemos en cuenta la durabilidad de cada una de ellas, resulta ser más barata la amalgama ya que mantiene por más tiempo su vida útil, mientras que la resina compuesta puede requerir de un cambio mucho más frecuentemente.
Posibles afecciones o repercusiones
Cada una de ella puede afectar de forma negativa la boca del paciente.
Comenzando con las amalgamas, se habla de su toxicidad al poseer mercurio en su composición, aunque sólo se han reportado 41 casos desde el año 1905 hasta hoy en donde el paciente haya presentado alguna respuesta alérgica hacia éste. También son comunes en pacientes con este tipo de restauración las fracturas parciales o totales del diente, así como fisuras de sus tejidos asociados.
En cuanto a las resinas compuestas, se sabe que éstas, al no asentarse por completo durante la cita odontológica incluso luego de ser sometidas a foto-curado, pueden afectar la oclusión del paciente al expandirse o contraerse demasiado generando estrés en los músculos de la masticación e incluso afectando (cuando no se trata esto con tiempo) la articulación temporomandibular.
Conclusiones
De esto podríamos concluir que si lo que desea el paciente es durabilidad a un bajo costo, deberíamos sugerirle optar por las amalgamas, por otro lado si prefiere estética, tendría pagar un poco más por una resina, teniendo en cuenta que ésta podría necesitar un reemplazo periódicamente y que su durabilidad sería inferior y dependería bastante del cuidado que tenga con ésta.
En todo caso, ambos materiales serán más o menos efectivos dependiendo la habilidad del odontólogo durante el proceso de restauración y en los controles que se realicen posteriormente.
¿Y ustedes qué opinan? Comenten.
Basado en: Arvind Shenoy. (2008). Is it the end of the road for dental amalgam? A critical review. J Conserv Dent., 11, 99-107.
En Estados Unidos, el precio entre una amalgama y una resina compuesta no varía mucho. Tomando como ejemplo un diente posterior, tanto el precio de la amalgama como el de la resina compuesta oscila entre los 110 y 190 dólares (precios basados en la aplicación Dental Cost Estimator de The Guardian Life Insurance Company of America). Sin embargo, si tenemos en cuenta la durabilidad de cada una de ellas, resulta ser más barata la amalgama ya que mantiene por más tiempo su vida útil, mientras que la resina compuesta puede requerir de un cambio mucho más frecuentemente.
Posibles afecciones o repercusiones
Cada una de ella puede afectar de forma negativa la boca del paciente.
Comenzando con las amalgamas, se habla de su toxicidad al poseer mercurio en su composición, aunque sólo se han reportado 41 casos desde el año 1905 hasta hoy en donde el paciente haya presentado alguna respuesta alérgica hacia éste. También son comunes en pacientes con este tipo de restauración las fracturas parciales o totales del diente, así como fisuras de sus tejidos asociados.
En cuanto a las resinas compuestas, se sabe que éstas, al no asentarse por completo durante la cita odontológica incluso luego de ser sometidas a foto-curado, pueden afectar la oclusión del paciente al expandirse o contraerse demasiado generando estrés en los músculos de la masticación e incluso afectando (cuando no se trata esto con tiempo) la articulación temporomandibular.
Conclusiones
De esto podríamos concluir que si lo que desea el paciente es durabilidad a un bajo costo, deberíamos sugerirle optar por las amalgamas, por otro lado si prefiere estética, tendría pagar un poco más por una resina, teniendo en cuenta que ésta podría necesitar un reemplazo periódicamente y que su durabilidad sería inferior y dependería bastante del cuidado que tenga con ésta.
En todo caso, ambos materiales serán más o menos efectivos dependiendo la habilidad del odontólogo durante el proceso de restauración y en los controles que se realicen posteriormente.
¿Y ustedes qué opinan? Comenten.
Basado en: Arvind Shenoy. (2008). Is it the end of the road for dental amalgam? A critical review. J Conserv Dent., 11, 99-107.
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